Corría el verano del año 2.010 en L’Hospitalet de Llobregat, Barcelona, a lo largo de una magnífica velada entre amigos en casa de Daniel y Miriam, donde una interesante conversación después de cenar supuso el inicio de lo que años después se fue transformando en la historia que se narra a continuación.
Recuerdo como Daniel nos explicaba que durante años había participado como locutor en un programa en Radio Sant Boi que se llamaba “Días Extraños”, un programa radiofónico sobre fenómenos paranormales, conspiraciones políticas, ufología, humor y rock and roll, según sus propias palabras. Aquella interesante conversación fue derivando hacia casos que habían tratado en el programa sobre fantasmas, el alma, y la vida después de la muerte, donde una vez entrados en materia, él y yo estuvimos horas hablando del tema, en una profunda conversación, ensimismados por si existía una respuesta lógica sobre la eterna pregunta de la humanidad: ¿hay algo más allá de la muerte?
Daniel, mucho más informado que yo, cómo no podía ser de otra manera por sus años de experiencia radiofónica, su profesión como profesor de secundaria y ser licenciado en historia, aparte de un completo enamorado de la arqueología, me comentó cómo la ciencia estaba empezando a investigar sobre el tema, y cómo empezaban a desarrollarse estudios que poco a poco parecían aproximarse a una posible respuesta, que por otra parte, podría acabar resultando definitiva, apoyada empíricamente por el estudio médico-científico.
Recuerdo como extrajo de su enorme colección de revistas, un ejemplar de la publicación ENIGMAS del año 2.008, concretamente el número 157, en ella, entre artículos de desclasificación de informes OVNIS en Inglaterra, descubrimientos arqueológicos en Egipto, había un interesantísimo artículo que bajo el título: “La ciencia de las ECM” hablaba de demostrar científicamente la hipótesis que confirmaría como la conciencia humana sobrevive más allá de la muerte corporal del ser humano. En el artículo también se detallaba, en contraposición, la existencia de otras teorías médicas más conservadoras que explicaban racionalmente como las reacciones químicas del cerebro, en el momento del fallecimiento, podían provocar alucinaciones al respecto y que explicaban estas Experiencias Cercanas a la Muerte vividas por cientos de testimonios, demostrando que más allá de la muerte no había nada más, documentando las dos versiones contrapuestas con el fin que cada uno sacara sus propias conclusiones al respecto.
Fue en ese preciso instante donde se me ocurrió la idea de esta historia, ¿qué pasaría si pudiéramos demostrar que después de la muerte hay algo más?, ¿qué pasaría si pudiéramos ir y volver?, a Daniel le parecieron muy interesantes estas reflexiones, y me prestó la revista, que aún conservo hoy en día, para que empezara a documentarme sobre el tema, animándome a escribirlas en forma de futura novela.
A lo largo de los años, lo que empezó con una simple conversación entre amigos, poco a poco, mediante la investigación, como una hormiguita a lo largo del tiempo, fui encontrando cientos de documentos sobre técnicas que actualmente se están desarrollando, descubriendo decenas de organizaciones médicas y científicas que trabajan y estudian sobre el tema con el máximo rigor, leyendo experiencias similares en miles de testimonios, conociendo el trabajo de investigadores y médicos ilustres que han dedicado su vida al estudio de la vida más allá de la muerte, y escuchando también a otros que no creen en esa posibilidad, centrándose en la realidad empírica, todo ello hasta completar la historia que aquí presento doce años después.